Hace poco me ha tocado formar a un grupo de nuevos consultores. Bueno, más que una formación ha sido una introducción y primeros pasos. Pero eso me ha dado que pensar lo que siempre he pensado cuando me toca dar formación.

¡Oh! Eso sí que es golpe de Remo.
Yo he impartido varios cursos SAP oficiales a consultores y clientes, otros tantos fuera del circuito ‘oficial’ y mucha formación informal. Sobre esto de formar a gente hay varios puntos de vista pero, en mi opinión, veo varias consecuencias y consideraciones a tener en cuenta cuando damos formación a otra gente.
Yo aprendo más que los alumnos
El que no ha dado una formación ‘seria’ a gente no sabe lo que significa, estás tu solo ante el peligro, teniendo en frente a consultores como tú interesados en adquirir conocimiento, con un temario de cientos de páginas (las de SAP en ingles), con un sistema que a veces va lento o requiere de una infraestructura de conectarte a un escritorio remoto y hacer el pino puente.
Y de ahí tienes solo un camino, hacia delante, no vale esconderse. Tienes que apoyarte en lo que sabes, estudiar lo que conoces pero no eres experto y sortear lo que te suene a chino mandarín. El tiempo del curso es un tiempo de estrés continuo, 24h tenso y alerta, intentas cerrar todas las fallas de conocimiento que tienes, porque no hay nadie que lo sepa todo. Los consultores te van a preguntar «no se qué» de su proyecto que les pasa raro, para que tu les puedas guiar. Y claro, llegas a casa a estudiar e investigar eso que te han preguntado y además a preparar las posibles lagunas que tengas de la sesión del día siguiente.
Tal es el tsunami de responsabilidad y de demostrar que eres un referente que terminas el curso sabiendo mucho más que antes del tema en cuestión, y encajando piezas en tu cabeza que antes no encajaban.
Ellos me recordarán, yo a ellos, no
Ser formador, como herramienta de networking, es como plantar una semilla en cada uno de los alumnos. Ellos, posiblemente, se acordarán de aquel tipo que les dio un curso y se portó bien con ellos siendo cercano y estando disponible a dudas. ¿Quién sabe si tus caminos se terminarán cruzando un día? Quizás uno de ellos termina siendo socio de esa consultora que te quiere contratar, o CIO en el cliente de un proyecto.
Tú, olvídate, no vas a recordarlos, salvo que hayas seguido manteniendo algún tipo de contacto con ellos (que también sucede). Pero la semilla ya está plantada, serás un referente para ellos siempre, aunque te adelanten (que muchos lo harán) en el conocimiento.
Desbloquea competencias
Dar un curso no va solo de ser experto en la materia, no. Ser formador aplica a más áreas de tu perfil personal y profesional. Te lleva fuera de la zona de confort en varias de tus competencias, desbloqueando algunas de ellas y mejorando otras. Por poner un ejemplo ayuda con las compentencias:
- Hablar en público
- Hacer presentaciones guiando a la audiencia a lo que te interesa
- Ser asertivo
- Saber adaptarse a la situación, dudas, preguntas
- Relaciones públicas, saber ‘llevarte’ a la gente, ‘engancharla’. Tanto durante el curso como en las pausas del café, o inicio/fin
- Ser responsable, estar 5 días por ejemplo estudiando y dando el curso porque algo no te cuadra y te debes a la responsabilidad de explicarlo bien.
Seguro que hay más competencias que te desbloquea, pero a rasgos generales estas son las que yo identifico en mi experiencia.
Formar a gente no te quitará el trabajo
Hay expertos celosos de ceder su conocimiento a otros. Como si al ayudar a que otros adquieran conocimiento hiciese que a ellos les faltase el trabajo de experto. Eso, bajo mi punto de vista, es incorrecto. Cierto es que cuando trabajas en un nicho donde la demanda es superior a la oferta, si aumentas los perfiles formados, aumentas la oferta, y la balanza se equilibra.

Pero hay cosas que no se pueden ‘traspasar’ y que son las más valiosas. Aspectos como la actitud ante el trabajo, la responsabilidad, la capacidad de aprender y valerte por tí mismo, la seguridad, la empatía, la velocidad de razonamiento, la adaptabilidad, la capacidad de hablar en público, etc. Son aspectos personales que no todo el mundo tiene y que no se pueden ‘enseñar’ en un curso sobre SAP (por ejemplo). Para ello hay que formarse en esas competencias concretas, pero para formarse la persona debe conocer que tiene carencias, y eso no es fácil.
Además, al formar a gente te conviertes en un referente en el campo, tanto para esas personas, como a nivel Curriculum.
En conclusión
En definitiva, formar a gente no es algo fácil pero tampoco es imposible, lo vas a pasar mal pero vas a aprender mucho y vas a mejorar tus capacidades y tu valor. Un ejemplo de esto es este mismo blog. Estoy cediendo mi conocimiento, dándolo accesible para todo el mundo, gratis. Pero esto trae aspectos positivos que para mi son valiosos, aprendo mucho, incluso algunos artículos los propongo sobre temas que, a priori, tengo lagunas y me obligo a estudiarlos. Además es un escaparate de imagen personal/profesional y, por último, que me gusta escribir, no sé si se nota.
Si alguien necesita un formador de SAP CRM o ABAP que busque en LinkedIn a uno bueno que me contacte y vemos qué podemos hacer. Pero ten en cuenta que:
- Necesitaré un sistema SAP al que acceder. Que a veces me piden cursos sin sistema.
- Necesitaré un manual para dar el curso. Si no hay manual de formación, necesitaré un tiempo para crearlo, incluso más tiempo que el curso en sí. Tiempo que se cobra claro.
- Yo no lo sé todo
- El curso no puede ser ‘Necesitamos un curso para abordar este proyecto’. Para eso se me contrata de consultor y realizo el análisis del proyecto y aporto soluciones.
































