Perfeccionismo

Hoy vamos a hablar de un tema que me afecta directamente pero que, creo, tengo controlado. ¿Verborrea? ¿Meter la pata? No, eso no lo tengo controlado. Vamos a hablar de ser perfeccionista.

Cuando termines de cortar este lado del césped ya te ha crecido el otro

La Psicología del Perfeccionismo

Psicológicamente, el perfeccionismo surge de un deseo profundo de evitar el fracaso y la crítica. En muchos casos, tiene raíces en la inseguridad y el miedo, dos factores que también alimentan problemas como el Síndrome del Impostor. Este último se manifiesta cuando crees que no eres lo suficientemente competente para la labor asignada, a pesar de tener pruebas objetivas de lo contrario.

El perfeccionismo, aunque en algunas situaciones puede ser una fuerza motivadora, se vuelve problemático cuando llega a niveles obsesivos. Esto puede traducirse en estrés, ansiedad y una continua sensación de insuficiencia. Paradójicamente, en la búsqueda de la perfección, se terminan sacrificando tanto la salud mental como la calidad de vida, dañando la autoestima y las relaciones interpersonales en el proceso.


Lo perfecto es enemigo de lo bueno

Y es que no se es mejor por hacer las cosas de forma perfecta, eso es un ideal inalcanzable. Al querer hacer algo perfecto, no consigues terminarlo nunca o el resultado va a ser peor de si hubieses sabido parar cuando ya era bueno.

La búsqueda constante de mejoras lleva a un ciclo en el que nunca se está satisfecho, lo que puede paralizar la toma de decisiones y la innovación, especialmente en industrias como la tecnología y el desarrollo de software.

Au revoir que dijo Voltaire

El objetivo no es buscar la perfección, sino encontrar un equilibrio entre calidad y esfuerzo. En el mundo de la consultoría TI y SAP, donde los proyectos tienen plazos ajustados y la presión por entregar resultados es constante, es esencial aprender a identificar cuándo algo es «suficientemente bueno«.

El ratio calidad-esfuerzo «perfecto» es el que no intenta llegar a la «perfección»

Parálisis por Análisis

El ser perfeccionista no solo trata de aquello que haces, también trata de lo que planeas hacer. Querer tomar el análisis perfecto como punto de partida para la selección, desarrollo o implementación de una solución tecnológica puede hacer que nunca consigas siquiera iniciar dicha iniciativa.

¿Cuántas iniciativas personales he iniciado y terminado en el análisis? Gastando una cantidad de tiempo energía enormes, y que al final no lo ejecuté porque cuando quise hacerlo ya se me pasó el interés o voló el momento oportuno.

Lo mismo he visto en clientes, que nunca evolucionan por querer hacer el salto tecnológico con todo perfectamente atado y cinco paracaídas. Por suerte, los jefes de tecnología de muchos de los clientes son conscientes de esto, han sido consultores y saben que hay que saltar al vacío y presionarse todos a salir a producción, aunque haya temas pendientes.


Procrastinación: El gemelo malvado del perfeccionismo

Otro aspecto importante a considerar es cómo el perfeccionismo y la procrastinación suelen ir de la mano. Cuando intentamos alcanzar un estándar inalcanzable, es común retrasar el inicio de tareas importantes, precisamente por el miedo a no cumplir con esas expectativas. El perfeccionista puede postergar decisiones o acciones con la esperanza de que, con más tiempo, logrará acercarse a ese ideal. Sin embargo, esta dilación puede llevar a una sobrecarga de trabajo en el último minuto, comprometiendo la calidad final y aumentando los niveles de estrés.


Delegar o no delegar, esa es la cuestión

El perfeccionismo no solo afecta cómo abordas tus propias tareas, sino también cómo gestionas las tareas de los demás. Si eres un líder de equipo o un consultor, es posible que te cueste delegar, pensando que «nadie más puede hacer el trabajo tan bien como tú». Este comportamiento, lejos de ser eficiente, puede llevar a un agotamiento personal y a una falta de confianza dentro del equipo. Aprender a confiar en las capacidades de otros y aceptar que el trabajo de un compañero puede ser «suficientemente bueno» es clave para romper con la trampa del perfeccionismo.

Impacto en la Innovación: El dilema de la Beta perpetua

En el mundo del desarrollo de software, el perfeccionismo puede frenar la innovación, especialmente en proyectos ágiles que requieren iteraciones rápidas. Hay equipos que nunca lanzan una versión porque siempre hay «algo más que mejorar». Este fenómeno, conocido como «beta perpetua», puede estancar proyectos y evitar que una solución llegue al mercado en el tiempo necesario. A veces, es más importante lanzar y aprender de los errores, que esperar a tener un producto impecable desde el inicio.

Aprendiendo a soltar: El arte de «dejarlo ir»

Una de las habilidades más valiosas en la vida profesional y personal es aprender a soltar. El perfeccionismo puede hacer que te aferres a detalles insignificantes, perdiendo de vista el panorama general. Adoptar la mentalidad de «mejor hecho que perfecto» no significa conformarse con la mediocridad, sino entender que cada proyecto o tarea tiene un punto de rendimiento decreciente, donde el esfuerzo adicional no se traduce en mejoras significativas. Soltar es un acto de confianza en uno mismo y en los demás.

En Conclusión

El perfeccionismo puede ser tanto un impulso hacia la excelencia como una trampa paralizante. Es mejor hacer cosas imperfectas que no hacer nada por intentar llegar a un estándar inalcanzable. Lo esencial es aprender a identificar cuándo algo es «suficientemente bueno» y entender que, en muchos casos, lo perfecto es enemigo de lo bueno. La clave está en avanzar, incluso si no todas las piezas están perfectamente alineadas, porque en el camino se aprende y se mejora.

Podría continuar con este artículo ahondando en estrategias para manejar ese estado, pero bah,o voy a dejar aquí, que ya se entiende lo que quería expresar.

Espera, creo que este artículo todavía se puede mejorar más. ¡Pongamos más gifs animados!

¡No! Tampoco lo van a leer tantos y en algún momento tienes que cerrarlo. Total, te va a salir mal porque en realidad eres un impostor que vas de listo.

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