De Ícaro a Fénix

Hoy traigo Mitología Griega que me encanta, todo muy coherente con el sentido del blog (no). Bueno, veréis como sí tiene que ver con nuestra profesión (o cualquiera) y las motivaciones, debilidades y fortalezas humanas.

(Todas las imágenes han sido generadas con ChatGPT y Dall-E 3)

El Mito de Ícaro

Cuenta la leyenda de la mitología griega que Ícaro era el hijo de Dédalo, un talentoso inventor y arquitecto ateniense. Dédalo era famoso por haber construido el Laberinto en Creta, donde el rey Minos encarceló al Minotauro (esa es otra historia), una criatura mitad hombre y mitad toro.

Sin embargo, tras ayudar a Teseo a matar al Minotauro y escapar del Laberinto, Dédalo cayó en desgracia con el rey Minos. Como castigo, el rey Minos encerró a Dédalo y a su hijo Ícaro en una torre alta en Creta para evitar que escaparan y difundieran los secretos del Laberinto. Sin embargo, Dédalo, con su ingenio, ideó un plan para huir: construir alas hechas de plumas de aves y cera para Ícaro para poder volar sobre el mar y escapar de la isla.

Antes de iniciar el vuelo, Dédalo advirtió a Ícaro que no volara demasiado alto ni demasiado bajo. Si volaba demasiado bajo, el agua del mar empaparía las alas y lo haría caer. Si volaba demasiado alto, el calor del sol derretiría la cera que mantenía las plumas unidas.

Lleno de emoción por la experiencia de volar, Ícaro olvidó las advertencias de su padre y, embriagado por la sensación de libertad, comenzó a ascender cada vez más alto en el cielo. Al acercarse demasiado al sol, la cera de sus alas comenzó a derretirse, haciendo que las plumas se desprendieran. Sin posibilidad de mantener el vuelo, Ícaro cayó desde el cielo y se hundió en el mar, donde se ahogó. El lugar donde Ícaro cayó fue nombrado en su honor: el Mar Icario.

Reflexión sobre el Mito de Ícaro

La leyenda de Ícaro se puede interpretar como una advertencia sobre los peligros de la desmesura, el exceso de confianza y la desobediencia. La ambición de Ícaro lo llevó a ignorar los límites y las precauciones, lo que resultó en su caída.

Para mi, o sobre lo que yo quiero reflexionar en este artículo, es que hay que tener cuidado con la ambición, saber medir los riesgos, controlarse y controlarlos. Nada es gratis y, si intentas volar muy cerca del sol, es muy posible que te quemes.

Así que la próxima vez que sientas el deseo de volar más alto que nunca, recuerda que incluso el cielo tiene sus límites. Pero, claro, eso no significa que no debamos intentar volar.


El Mito del Ave Fénix

En un rincón lejano del mundo, mucho antes de que la humanidad pudiera siquiera imaginar criaturas fantásticas, existía un ser único, majestuoso y envuelto en misterio: el Ave Fénix. Era un ave radiante como ninguna otra, con plumas doradas y rojas que parecían llamas vivientes. Pero lo que hacía especial al Fénix no era solo su belleza, sino su increíble capacidad para renacer de sus propias cenizas.

Cuenta la leyenda que el Fénix vivía en un paraíso escondido, donde el tiempo pasaba de manera diferente. Su vida no era corta como la de otras aves, sino que duraba siglos. Sin embargo, el Fénix sabía que, al igual que todo en el universo, su tiempo también llegaría a su fin. Cuando empezaba a sentir el peso de los años y la fatiga en sus alas, el Fénix se preparaba para el gran momento: su renacimiento.

Cuando el tiempo llegaba, volaba hasta lo más alto del cielo y, desde allí, descendía en un vuelo majestuoso hacia su nido hecho de ramas de especias y plantas aromáticas. Una vez en su nido, el Fénix dejaba que las llamas lo envolvieran, ardiendo con un fuego brillante y purificador. Todo su cuerpo se consumía en ese fuego, hasta que no quedaba más que un montón de cenizas.

Pero aquí es donde ocurría el milagro: de esas mismas cenizas, entre el humo y el calor residual, nacía un nuevo Fénix, joven y lleno de vida. Con un poderoso aleteo, este nuevo ser emergía, más hermoso, con más energía y más resplandeciente que antes. Y así, una y otra vez, el Fénix vivía y moría, solo para resurgir con más fuerza.

Reflexión sobre el Mito del Ave Fénix

Resumen rápido: Cuando te caes, te levantas, aprendes y mejoras.

El mito del Ave Fénix es un poderoso mensaje sobre resiliencia, renacimiento y esperanza. El Fénix simboliza la capacidad de resurgir de las cenizas, incluso después de haber pasado por momentos de destrucción o pérdida.

Este mito nos recuerda que, aunque atravesemos dificultades, fracasos o situaciones dolorosas, siempre existe la posibilidad de volver a levantarse y comenzar de nuevo, renovados y fortalecidos.

¿Por qué cuento esto? ¿Qué relación tiene?

Bueno, digamos que es una reflexión personal que estoy contando en público. Es muy fácil convertirse en Ícaro, querer volar demasiado cerca del sol pero que tus capacidades, tu entorno, las alas que tienes o el destino donde quieres volar te hagan caer, y la caída es dura.

Pero es más difícil, una vez habiéndote convertido en cenizas, como el Ave Fénix, al volar tan cerca del Sol, resurgir de tus cenizas, aprender de los errores y hacer que ese tropiezo sea una lección aprendida que te haga resurgir con más fuerza, siendo más consciente de lo bueno que tienes y queriendo mejorar.

Y en eso estamos:

De Ícaro a Fénix

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